jueves, 16 de febrero de 2012

Del amor y los enamorados...
























No soy de las que festeja el día de los enamorados, es un día más en el calendario… No me gustan las rosas, ni los corazones, más ayer al volver después de un largo fin de semana de trabajo me encontré en mi cama un gran ramo de rosas rojas y una carta... las rosas me causaron una infinita ternura y la carta me provoco llanto producto de la emoción de las palabras allí escritas… en el sobre venía la indicación de “Leer en voz alta” y así lo hice pese a que me había tomado ya la mitad del lexotan requerida para poder dormir y al comenzar la lectura casi me mata del susto un lindo señorito que salía del closet terminando lo que yo había comenzado a leer…
Yo que de a pocos me vengo sintiendo más que nunca incapaz para el mundo, por fuera de los asuntos de la oferta y la demanda y las maneras civiles y correctas de hacer las cosas. Que vengo encontrándome con un tipo en el espejo de lo más extraño, que ha perdido la cola para moverse como pez en el agua en el reino de las lagartijas y a quien no importan ya los caimanes del poder o los proletarios cocodrilos, o los bolsos de cuero y la moda de las botas. Cuyo lenguaje se ha ido depurando en menos y su apetito ya no concibe manjares de gloria y nombre ni la venganza contra el mundo por lo que perdió irremediablemente. Yo, que libre como el aire o el cielo vengo a preocuparme a veces por sentirme igual de inmaterial, o con tan escasa preocupación por lo material como ellos, encuentro un placer inmenso en el acto tierno y completo de leerle por las noches para ayudarla a dormir y de llenarla de besos para ayudarla a despertar... De ir recorriendo despacio letras prestadas para que el tono de mi voz, que vaya a saber uno si también suena ahora cómo el viento soplando despacio, le arrulle meciéndole suavemente hasta que el rumor de su respiración rítmica me anuncia que he hecho un buen trabajo, que mi regalo de descanso funciona y que también yo puedo ahora dormir, feliz y dichoso con la posibilidad de que usted me vea de pronto en sueños, y me siga soñando en la mañana al abrir los ojos.Porque no importa si acaso existieron preocupaciones en el día. Si los noticieros ya no consiguen deprimirme o exaltarme, o si acaso siento lejana la necesidad de una palmadita en la espalda o de cualquier reconocimiento en la palestra a mi lento oficio de tomar fotografías. Si en ese vacío de ambiciones corrientes encuentran tierra abonada las ambiciones secretas y enormes e inabarcables de lo mágico. Entre ellas el deseo de dormirle de nuevo esta noche, con un cuento hilado sobre la marcha, con una canción sin mucho ritmo o sentido, con la lectura lenta e hipnótica de un escrito prestado (Gracias al Sr. Cobayo ya que sus historias son las que más nos gustan). Lo cierto es que lentamente va cediendo. Sé que mi voz la envuelve cálidamente y que de golpe ya sueña, ya habita ese otro universo que yo, con tantas ganas, quise regalarle. Entonces no importa nada más, y mi dicha es tan completa como alegre mi triunfo. Duermo yo también, y le sueño un nuevo mundo para cada despertar.
Me acuso de torpeza en las palabras, de tener a veces tanto miedo de perderle, de impaciencia, de que en otras ocasiones una rabia sorda viene a poblarme. Rabia contra mí, contra ellos, contra él, contra todo yo por tonto y por cobarde... Me acuso de sentirme impotente algunas veces, pero lleno de una felicidad pocas veces conocida… soy un imbécil… pero la amo Santa, ¿vamos a dar una vuelta al cielo?
Me siento tan dentro de vos y la llevo de igual modo yo tan dentro. Sabré caminar con 4, sentir con 4, construir a cuatro pares de brazos el puente que nos lleve a todos los rincones del mundo.

Y ahora estoy con la torpeza adolescente que me hace hilvanar frases para regalarte cuando te vea y que, seguramente, se convertirán en una improvisación del momento y un balbuceo de mejillas coloradas...practico el arte de conservar tu recuerdo intacto, intentando que no se evapore hasta que te vuelva a ver.
Y ahora con la noticia de sentirme enamorada a primera y a última vista.
Es probable que exagere en intensidades y disminuya en la perspectiva, pero lo cierto es que hoy me
animo a atravesar el horizonte en pantuflas y sin maquillaje.
Me decido a amanecer con arrebato, a sonreirle a todos los espejos, a doblar las servilletas en forma de una cursi flor de papel... A contar mariposas en lugar de ovejas, a crear castillos de arena sin arena.
Mi hermoso señorito me propongo amarte hasta que asi tenga que ser...

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