miércoles, 12 de mayo de 2010

de Pequeños Milagros...


Ando con el ánimo embarrado. Con el mismo lodo en el que apoyo los pies y el espíritu de a ratos.

Mi hoy se convirtió en un charco de mugre en el que flotan los desechos de lo que alguna vez fue bueno. El aire está viciado de inmundos olores que emana gente aún más inmunda, de esa que luce una sonrisa traicionera y el pelo amarrado con una soga que utiliza para asfixiar.

El agujero que oficia de trabajo se convierte a veces en un pasadizo interminable que me esconde la luz de salida y se reserva las señales de alerta para una mejor ocasión.

En ese trayecto tengo los pensamientos más miserables. Vomito angustia y desesperación que fueron mi almuerzo y lloro sin lágrimas, porque ya ni eso tengo.
Lo que me llora es el cuerpo, completo. Llora frente a un espejo que no entiende qué pasó con lo que era y frente a una hoja en blanco que se aprovecha para sacarme una letra.

Palabras en hilera que crean historias que hoy me gustaría vivir, que recorren las calles que sueño y que viven de aquello que les alimenta el corazón más allá del bolsillo.

Sentada frente a la nada, ajusto los eslabones de una cadena de desaciertos con los dientes, mientras rezo un Ave María y bebo sorbos de agua bendita.

En pequeñas treguas que me da el hastío, dejo de coquetear con los pensamientos más oscuros y me permito creer que de alguna forma la vida se ocupará de impartir justicia y me recompensarà a manos llenas, que llenara el refrigerador de champagne importado y sacara tanta jodida angustia de mi vida. Màs quisiera que la justicia llegarà en forma de la màs indecible de las torturas. ja!!


Intento pensar que todo cobrará sentido en algún momento, que podré girar sobre mis pies para mirar el pasado desde lejos y que aprovecharé para recordar lo aprendido.Aunque no puedo dejar de maldecir, puedo lidiar a la perfecciòn con el resultado de alguna mala elecciòn, pero no puedo con el hecho de otros me arruinen la existencia, que es como si de pronto hubiese caido en un pozo de arena movediza y que al intentar salir me hundo màs... màs soy una sobreviviente de cosas horrendas y no dejo de pensar...

Que de tanta escasez brotará una semilla, un árbol y un bosque.
Que de tanta frase escupida al viento, saldrá una historia y un cuento.
Que esa serie de eventos desafortunados que se dieron cita a la misma hora de mi vida se iràn y las heridas se borraràn.


Soy optimista dentro de todo el pesimismo que hay en mi, como los hermanos Baudelaire, termino siendo esa clase de persona que prefiere creer que siempre hay algo que inventar, leer o morder, o para hacer un santuario, no importa que tan pequeño sea.


Y que al igual que Rosalia, puedo obrar pequeños milagros para volver todo a la tranquilidad...

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