"Luna llévale el calor
de mis palabras
y bébete la luz
de la distancia
que necesito verlo por favor..." Cantaba ella...
- Se llamará Luna.
- Por Dios mujer! ¿Por qué Luna?
Ella no lo escuchó. Acariciaba su vientre. Su pensamiento estaba lejos, al recordar las noches de plegarias, santos visitados y cantos frente a la Luna.
Años de llanto y una menstruación que siempre se presentaba, habían abierto un océano entre los dos. Incontables tratamientos y demasiados médicos debilitaron su matrimonio.
- Parirá en luna llena -vaticinó la abuela.
- La Luna llena trae desgracias - comento la tía.
En una noche sin estrellas, con una Luna llena, encarnada, se escucho un gritó. Ella con lágrimas de perla y escarcha en la piel, parío una Luna manguada por la muerte...
Aposté tanto a que todo saliera bien, y una vez más termine vacia, el dolor es tal que prefiero escapar a tiempo, antes que la desilusión me vuelva a alcanzar.
Aposté tanto a que todo saliera bien, y una vez más termine vacia, el dolor es tal que prefiero escapar a tiempo, antes que la desilusión me vuelva a alcanzar.
Tal vez sea hora de aceptar que nací para convivir con una felicidad diferente y pasajera... una felicidad que me mira de reojo impertinente, que me da la dicha de ser amada por muchos para después obligarme a vivir con la ausencia de otros una felicidad que me desplaza bajo una escenografía con puertas que se abren hacia el lado contrario... Con jardines sin hamacas, exceso de silencios y una silueta de mujer parada en la playa con pantalón de mezclilla y zapatos cerrados... Se puede ser feliz con esto: Amor, amigos y dolor...
En esta felicidad diferente no hay lugar para héroes ni milagros...
Llevo una semana en una de las playas más hermosas que existen, no sali de la casa hasta hoy, lo hicieron para levantarme el animo, y a pesar de estar rodeada de los seres que más amo y que más me aman no hay planes románticos para hoy ni para los días siguientes, salvo por el vinculo estrecho que estamos estableciendo mi nena, el aislamiento y yo...
Estaba de pie, con la mirada perdida en algún punto que no recuerdo, cuando pasó. fue algo rápido, como el coser un botón o aplastar un mosquito entre las manos. Fue tan espontáneo como el bostezo o un estornudo.
Me atravesó un rayo, me descubrí distinta.
Hoy me puse en pie frente a la playa y me abrí el pecho con una cuchara.
Le mostré las vísceras y el corazón sujetado entre dos pinzas. Vacié los cuencos de mis ojos para que viera que ya no tengo más lágrimas. Me descalcé sobre el canto rodado para que supiera que mis pies se habían acostumbrado a andar sobre brazas...
Hice la mueca de un grito sin que me saliera la voz. Improvisé una canción sin notas ni melodía.
Me desvestí e insulté al mar con todas mis verdades aprendidas. Me volví a vestir con las ropas de las dudas y los acertijos que aún no soy capaz de descifrar.
Le sacudí mis penas sobre las olas y vomité en la arena un poco del lodo que anduve tragando.
Estaba de pie, con la mirada perdida en algún punto que no recuerdo, cuando pasó. fue algo rápido, como el coser un botón o aplastar un mosquito entre las manos. Fue tan espontáneo como el bostezo o un estornudo.
Me atravesó un rayo, me descubrí distinta.
Hoy me puse en pie frente a la playa y me abrí el pecho con una cuchara.
Le mostré las vísceras y el corazón sujetado entre dos pinzas. Vacié los cuencos de mis ojos para que viera que ya no tengo más lágrimas. Me descalcé sobre el canto rodado para que supiera que mis pies se habían acostumbrado a andar sobre brazas...
Hice la mueca de un grito sin que me saliera la voz. Improvisé una canción sin notas ni melodía.
Me desvestí e insulté al mar con todas mis verdades aprendidas. Me volví a vestir con las ropas de las dudas y los acertijos que aún no soy capaz de descifrar.
Le sacudí mis penas sobre las olas y vomité en la arena un poco del lodo que anduve tragando.
Y hoy hago lo que alguna vez hizo mi amado Cobayo, me levanto de la tumba para poder abordar el avión que me llevara de regreso a casa...